Los lazos consanguíneos era la
base de la sociedad aridoamericana, los grupos podían estar integrados por
varias familias nucleares o una sola dependiendo de la capacidad del territorio
para mantenerlos. Fueron grupos igualitarios y se movían como unidad
constantemente. En ocasiones se reunían para intercambiar mujeres, esto evitaba
la creación de males congénitos por la constante reproducción entre los
miembros de un pequeño grupo.
Cueva de la Serpiente con instrumentos líticos en los alrededores de San Javier, Baja California Sur. Fotografía de diciembre del 2018. |
En una
situación tan precaria como la vivida en Aridoamérica, quienes no podían seguir
al grupo –enfermos, lesionados y ancianos– eran abandonados, por ser una carga.
Otro rasgo para nada aceptable en nuestra sociedad era el infanticidio, el cual
se daba en tiempos de sequía y escases, los cuerpos de los niños que se decidía
sacrificar eran puestos al sol y secados para ser el alimento (Nárez, 2000: 131).
Región árida de
los valles centrales del municipio de Comondú, Baja Californía Sur. Fotografía
de diciembre del 2018.
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El
enfrentamiento bélico era algo común en la sociedad aridoamericana, normalmente
se realizaba entre grupos de idiomas diferentes, mientras las alianzas eran con
quienes se podían entender entre sí con facilidad. Esta dinámica hacia
fundamental que el jefe de un grupo fuera el mejor guerrero.
Los hombres
de Aridoamérica desarrollaron una gran diversidad de concepciones del mundo,
especificas a su situación en cada sub-región. Los rasgos más comunes son la
veneración del sol y la luna, quienes regían sus vidas y eran vistos como
dioses.
Los ritos de
la madures eran comunes, un buen ejemplo se observa entre los apaches de la
zona fronteriza entre México y Estados Unidos, estos observaban la entrada de
la mujer a la pubertad como un momento fundamental, el cual festejaban con la
danza del amanecer.
En los
actuales territorios de California, se buscaba un contacto individual con los
espíritus por medio de visiones, las cuales eran causadas por enervantes
naturales de la región. El coyote resultaba su principal divinidad, admiraban
su astucia y le temían porque pensaban que causaba los males del mundo. Otro
elemento de veneración era la rectitud y nobleza de algunos hombres de la
comunidad, en su visión, estos podían derrotar a la muerte y se colocaban como
estrellas en el firmamento.
Las pinturas
rupestres y petroglifos fueron comunes en toda la superárea cultural de Aridoamérica,
sin duda buscaban crear una visión mágica que los apoyara en la cacería y en la
recolección de los alimentos. Las laceraciones con elementos punzo cortantes
también eran comunes, las cuales se realizaban para entregar la sangre propia a
sus divinidades.
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