En 1430
d.C., la Triple Alianza formaba una importante organización militar capaz de
derrotar a Azcapotzalco y con la inercia para continuar sometiendo a otros.
Tras lo cual, las primeras conquistas en la Cuenca de México resultaron
fundamentales para construir un territorio sólido en el núcleo de lo que estaba
por convertirse en un imperio, del cual partir sin dejar descuidada la
retaguardia. Posteriormente, la búsqueda de manufacturas de calidad y materias
primas resultó fundamental. En cualquier momento estuvo de por medio el cobro
de tributo a las sociedades sometidas.
La caída de Azcapotzalco no
garantizó el control total sobre la Cuenca de México, la Triple Alianza buscó
someter a los diversos cacicazgos rebeldes, lo logró parcialmente. El siguiente
paso fue marchar rumbó el valle de Morelos, el cual no sometieron definitivamente.
Hacia 1450, a causa de un mal año en las cosechas, el hambre se apoderó de
Tenochtitlan y sus aliados, para obtener alimentos rápidamente y evitar sublevaciones
en las principales ciudades-Estado se afianzó el control sobre el Valle de Morelos,
mientras en la Cuenca sometieron a los grupos otomíes.
Al poseer un dominio solido en los
territorios próximos y al correr de las décadas, los ejércitos de la Triple
Alianza marcharon hacía los cuatro puntos cardinales (Navarrete, 1998, 57). Al oriente
conquistaron al valle de Puebla y llegaron hasta la costa veracruzana. Por el
poniente pasaron por el valle de Toluca, encontraron la costa guerrerense y se toparon
con la frontera del imperio tarasco. Rombo al norte alcanzaron las ruinas
toltecas, las cuales habían encontrado durante su migración, no lograron
avanzar mucho más allá por la falta de pueblos agricultores para someter, se
desviaron rumbo la huasteca. Al sur pasaron por la región de Oaxaca y llegaron
hasta el Soconusco en tierras mayas. En estos amplios territorios, el imperio
mexica surgió, al ser este pueblo el que obtuvo mayores ganancias, territorios
y control, al compararlo con sus aliados de Tetzcoco y Tlacopan.
Durante
la expansión, varias regiones quedaron indómitas, algunas por el difícil
acceso, otras por la capacidad guerrera de sus habitantes. Los tlaxcaltecas
ocupaban el más importante de estos espacios sin someter. A principio del siglo
XVI, la Triple Alianza detuvo su expansión, buscaría la consolidación del
dominio sobre los pueblos ya conquistados y someter a los reductos rebeldes,
bajo una política de ahorcamiento económico en caso de no aceptar las
condiciones impuestas. En las diversas zonas fronterizas establecieron
guarniciones militares para vigilar el comercio y evitar sorpresas bélicas.
Durante
el proceso de expansión, los mexicas crearon sus propios mitos, cimentados en
la experiencia histórica y el logro de ser un gran imperio. El sacrificio
humano y la extracción de corazones fueron ritos relacionados con la tradición
guerrera y, al menos en su concepción del mundo, para mantener vivo al Quinto
Sol. Esto resultó fundamental al cimentar su estatus como pueblo conquistador y
justificar su dominación sobre los diversos cacicazgos sometidos.
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