En el posclásico, las triples alianzas
resultaron normales entre los pueblos mesiamericanos, la guerra endémica las
impuso como una necesidad para llegar a ser un imperio, aunque fuera de forma
compartida. El patrón se repetía en las diferentes regiones de la superárea
cultural. Los mitos participaron en su consolidación como alternativa viable al
poder, así, Tollan llegó a encabezar
la propia. Los mexicas decidieron imitar esa formación para enfrentar a los
tepanecas de Azcapotzalco, los cuales se encontraban debilitados en su posición
dominante por problemas internos de sucesión.
Tenochtitlan buscó el apoyo de otros cacicazgos de la Cuenca de México,
entre los que destacaron Tetzcoco (hoy Texcoco) y Tlacopan (actualmente Tacuba),
con los que formaría la alianza militar de tres. El primer aliado se encontraba
en el oriente del lago, era dirigido por Nezahualcóyotl y formaba parte de los
pueblos chalcas. El segundo estaba en el poniente y habitada por tepanecas
(Obregón, 2001: 290-291). La ciudad-Estado de los mexicas tenía un lugar
central. Azcapotzalco contó con el apoyo de Coyoacan y de parte de los pueblos
que había conquistado.
Azcapotzalco resultó sitiada y sede de la mayoría de las acciones bélicas.
Los mexicas llevaron el peso de las operaciones militares, seguidos de
Tlacopan, lo cual resultó fundamental, también provocó la ruptura entre los tepanecas.
Por su parte, Tetzcoco mantuvo neutrales a los pueblos chalcas, los cuales no
dominaba en aquel momento. En 1430 d.C., Tenochtitlan y sus aliados lograron la
victoria, su organización era la entidad de mayor relevancia en la Cuenca de
México.
La victoria militar de Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan permitió crear un
gobierno interestatal: excan tlatoloyan o “tribunal de tres sedes”, normalmente
conocido como Triple Alianza. En el pensamiento mítico-religioso mesoamericano
representaba a los tres niveles de la estructura cósmica: cielo, tierra e inframundo,
encarnados en las ciudades-Estado. Entre los mortales, cada uno de los tres
aliados paso a simbolizar y ser el soberano de uno de los grupos étnicos
importantes de la Cuenca de México: Tenochtitlan a los acolhuas y de los
chichimecas, Teztcoco a los culhuas y Tlacopan a los tepanecas. Compartían la
responsabilidad administrativa de los territorios gobernados y mantenían una
estrecha alianza militar. Desde un principio, Tenochtitlan tuvo un lugar
privilegiado y mejoró constantemente, mientras los dominios del imperio se
expandían.
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