La
diversidad era la regla entre los pueblos mesoamericanos, la misma fue
creciendo a lo largo del tiempo, diversas etnias resultaban visibles, la
multiplicidad idiomática era amplia, la cual agrupamos en 16 familias
lingüísticas. Las migraciones de grupos agrícolas y la llegada de nuevos
pobladores procedentes de Aridoamérica cambiaban constantemente el mapa de la
sociedad. Entre tantas diferencias, el dialogo resultaba complicado y podían
estallar enfrentamientos. A través de las estructuras de control, la dominación
imperial de diversas ciudades-Estado calmaba las tenciones sociales. Por su
parte, a pesar de las diferencias, las poblaciones dominadas tuvieron que
aprender a comunicarse y cooperar.
La mayor parte de la población
mesoamericana vivía en el campo y se dedicaba a las faenas agrícolas, esto no
cambió a lo largo del periodo histórico de la superárea cultural. Las
ciudades-Estado crearon sectores sociales especializados en trabajos
artesanales, que alcanzaron un perfeccionamiento espectacular, sin embargo, su
ocupación resultaba parcial o estacional, en la mayoría de los casos también
debían realizar faenas agrícolas (Carrasco, 2000: 167). Adicionalmente, en el
ámbito urbano surgieron actividades sacerdotales y guerras.
El
pueblo en general fue la base de la sociedad mesoamericana, se organizaba a
través de la familia, aunque debemos hablar de la familia ampliada, en náhuatl
se le denominó calpulli o en mixteco siqui y así se puede continuar viendo en
las lenguas mesoamericanas. Desde el preclásico temprano estaba presente. Es
posible referirnos a los nacidos bajo el mismo techo, ya que las familias
ampliadas vivían regularmente en una sola casa comunal. Al tratarse de una
estructura patriarcal, las mujeres al casarse debían mudarse con el marido y
formar parte del calpulli del mismo.
Las tierras le pertenecían a todo el grupo, el cual decidía como se trabajaría
en beneficio propio de la colectividad. Ninguna estructura administrativa
mesoamericana logró funcionar sin esta parte de la sociedad.
Sobre
el calpulli o varios de ellos se
encontraban las familias emparentadas con el poder, una especie de nobleza, los
cuales podían tener en posesión más tierras y mayores privilegios que el pueblo
en general. Sin embargo, las tierras eran compartidas con el soberano local, el
cual tenía el derecho supremo sobre las mismas. Podemos considerar que existía
un doble derecho de propiedad, por lo cual no era como la conocemos
nosotros.
Los
más cercanos al emperador eran los sacerdotes y los guerreros, sus funciones en
el culto y en la guerra resultaban fundamentales para el desarrollo de todos
los imperios mesoamericanos. Los comerciantes eran quienes podían ser cercanos
o encontrarse en franca confrontación con los soberanos, pues sus intereses
estaban ligados al éxito de todo el imperio, aunque también deseaban más poder
y facilidades, no lo obtenían por el peso de las estructuras sociales.
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