El preclásico mesoamericano se puede subdividir
en tres grandes etapas: preclásico temprano (2,500 a.C. - 1,200 a.C.),
preclásico medio (1,200 a.C. – 400 a.C.) y preclásico tardío (400 a.C. - 200 d.C.).
Los cuales se encuentran entrelazados por la creación y primeros pasos de una
civilización originaria.
El preclásico temprano fue el
momento donde la vida sedentaria ya estaba generalizada, así como la
cerámica. Las sociedades se basaban en
el igualitarismo en poblaciones que rondaban las 20 chozas. La vida de aquellos
hombres giraba en torno al trabajo de la tierra, que estaban determinados por
los periodos de lluvias estacionales. La mayor parte de sus necesidades las
saciaban por medio de su propio trabajo, aunque por la diversidad climática y
de riquezas en el subsuelo, el intercambio de mercancías existió de forma muy
marginal desde aquellos tiempos.
El preclásico medio abrió el
camino a la diferenciación social o a la jerarquización dentro de una misma comunidad.
Al mismo tiempo se creó un sistema de control de la sociedad, el cual permitió
la especialización, que significó la creación de manifacturas muy finas. El
control permitió concentrar y dirigir la fuerza de trabajo a la construcción de
grandes obras de culto para la dominación o el abasto de agua a las zonas
urbanas y de cultivo. La cultura también se transformó de forma radical, la
calendarización y la escritura comenzaron a emerger como elementos
fundamentales. En este momento histórico, desde el área del Golfo, la cultura
olmeca surgió y tuvo influencia sobre el resto de Mesoamérica, sin existir rastros
de una dominación directa. Por su parte, crearon un sistema comercial, que
esparció su cerámica, mientras impregnaba de su cosmovisión mítico-religiosa a
otros pueblos.
El preclásico tardío llegó
con el ocaso de lo olmeca, mientras crecía el número de centros urbanos de
importancia en las diferentes regiones de Mesoamérica, a la par, de la
diversificación de las expresiones culturales (Escalante, 2004: 20). La norma
fue el gigantismo, con la construcción de plazas, basamentos piramidales y
pirámides, que llegaban a tener un templo en su cúspide. El comercio se
diversificó y se expandió. La escritura refinó sus técnicas y aparece la cuenta
larga para medir el tiempo entre algunos grupos en las áreas del Sureste y del
Golfo. En general, se sentaron las bases para el surgimiento del clásico mesoamericano.
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