El
posclásico se divide en dos: posclásico temprano (900 d.C. - 1200 d.C.) y el
posclásico tardío (1200 d.C. - 1521 d.C.). Las dos etapas coinciden en el peso dominante
del área Centro sobre las demás, desde donde partieron algunos rasgos
culturales bélicos al resto de Mesoamérica, así el final de cada uno se puede
observar la existencia de una sociedad imperial capaz de influir directamente
en otros pueblos: primero Tula y después Tenochtitlan.
Hacia
el comienzo del posclásico temprano, un cambio climático afectó al mundo y en
Mesoamérica resultó espectacular y catastrófica la desaparición del área Norte,
que perdió la abundancia de las lluvias estacionales junto la capacidad de
sustentar comunidades agrícolas, al menos con la tecnología mesoamericana. Los
grupos nómadas de cazadores-recolectores ganaron estos espacios, mientras los
agricultores se integraron a estas sociedades o migraron a otras regiones de
Mesoamérica, causando una enorme inestabilidad, en algunas ocasiones, los
recién llegados se convirtieron en pueblos dominantes, los cuales dieron forma
al último tramo histórico de la superárea cultural.
El llamado Templo de Kukulkán data del siglo XII d.C., construido por los
itzáes en Chichén Itzá.
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El
inicio del posclásico tardío conformó la continuidad de los problemas de
inestabilidad de su antecesor, donde la guerra y las triples alianzas para
enfrentar aquella situación fue la regla. Las ciudades-Estado protagonistas del
posclásico temprano no mantuvieron su influencia y varias desaparecieron, en su
lugar era posible observar alrededor de mil quinientos cacicazgos, que
compitieron por recursos materiales y tributos de los más débiles (Escalante,
2010: 154).
Los
problemas bélicos del posclásico tardío no impidieron el desarrollo de importantes
ciudades-Estado, las cuales siempre se encontraron asediadas por enemigos que
podían tomar su lugar de supremacía. Los pueblos más fuertes crearon políticas
imperialistas, entre ellos a finales de la historia mesoamericana los dos más
exitosos eran los tarascos en el área del Occidente y, con mayores territorios
conquistados por toda Mesoamérica, los mexicas en el Centro. Mientras más
fuerte fuera una urbe, creaba mayores lazos comerciales y una relativa
estabilidad para los cacicazgos subordinados.
El
mito de Tollan estaba presente desde
los tiempos de posclásico tardío, posiblemente la primera en representar su
figura fue Teotihuacan, que también expandió el culto a la deidad de
Quetzalcóalt. Posiblemente otras ciudades-Estado lograron tener este
simbolismo, entre las cuales se encontró Tula, la cual fortaleció el mito. En
el posclásico tardío en varias áreas mesoamericanas, es posible localizar
diversas élites gobernantes que se consideraban parte de la estirpe de Tollan y, por lo tanto, de Quetzalcóalt.
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