Entre 1983 y la actualidad,
los conflictos poselectorales pasaron a ser la normalidad, en todos los casos
las acusaciones de fraude estuvieron presentes. En un buen número de estos acontecimientos,
el problema superó a los partidos políticos y permeó en la sociedad. En el caso
de la elección presidencial, son tres las altamente cuestionadas en este
periodo, en el fondo de la protesta estaba la reacción adversa de la población al
neoliberalismo, que han reducido el nivel de ingresos de la mayoría de los
mexicanos.
Al llegar
la sucesión presidencial de Miguel de la Madrid en 1988, las desviaciones del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) provocaron la ruptura dentro de sus filas,
una corriente identificada con la izquierda y encabezada por Cuauhtémoc
Cárdenas, hijo de un expresidente, buscó recuperar los valores de la Revolución
Mexicana y de su nacionalismo desde las urnas, a través de la organización del
Frente Democrático Nacional (FDN). La elección terminó con el triunfo
fraudulento de Carlos Salinas (Loaeza, 2010: 155). El enojo social se hizo
sentir en especial en la Ciudad de México, la situación se canalizó en la
fundación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), como un partido de
izquierda.
La
elección presidencial del 2000 resultó la más transparente en la historia
nacional, algunos descontentos otros felices pero todo mundo aceptó los
resultados a favor del panista Vicente Fox, quien logró arrebatarle la
presidencia al PRI, que duró 71 años en ella de forma ininterrumpida. La siguiente sucesión resultó todo lo
contrario, tras las elecciones del 2006 y la dudosa victoria de Felipe Calderón,
la protesta por el fraude se generalizó, el reclamo popular pedía un recuento
“voto por voto, casilla por casilla”, el candidato opositor, Andrés Manuel
López Obrador, encabezó y mantuvo pacificas las manifestaciones. Las descalificaciones
de los medios de comunicación principalmente Televisa y el desgaste menguaron
las fuerzas de quienes demandaban el respeto a la voluntad popular.
En el
2012, la protesta social estalló antes de la elección, comenzó en el sector
universitario con #YoSoy132, se
denunciaba la corrupción e ineficiencia de todo el sistema político, en
especial, la del PRI y su candidato, Enrique Peña Nieto. En aquellos días, a
pesar de ser considerados apáticos, los jóvenes de todo el país se politizaron,
dando una lección de ciudadanía consiente, movilizada de forma pacífica. Tras
la imposición de Peña Nieto como presidente, el desgaste disolvió poco a poco
las protestas.
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