El reconocimiento a la existencia de la comunidad
lésbico-gay como parte de la sociedad mexicana, va emparejado con su movimiento
y en especial su auge a finales de los noventa hasta la actualidad. Un elemento
importante, es la posibilidad de expresar su propia cultura sin represalias
significativas del sistema desde los años ochenta a través de la literatura, el
teatro y música (Diez, 2011: 797), las cuales mostraron, a quienes quisieran
ver, una firme presencia de esta comunidad, que estaba y está dispuesta a
obtener su lugar en la sociedad.
En uno u otro momento, un buen número de
familias mexicanas han tenido que reconocer la identidad homosexual o lésbica
de alguno de sus miembros. Por la apertura en el tema, especialmente en las áreas
urbanas, logran llevar la situación como normal frente la sociedad. Los padres
y madres tuvieron y tienen que disminuir su conservadurismo al encontrarse
frente un hijo con una preferencia sexual fuera de lo considerado por ellos
como normal.
Los medios de comunicación también han
cambiado poco a poco frente la diversidad sexual. Es posible ver como las
telenovelas de Televisa o TV Azteca del siglo pasado consideraron el tema como
un tabú intocable, mientras que poco a poco dan un lugar a personajes con
preferencias sexuales fuera de lo tradicional, con papeles cada vez de mayor
peso. La posibilidad de difundir ideas en las redes sociales le dio un mayor
peso a la comunidad lésbico-gay.
En el 2009, por primera ocasión en el
país, el Distrito Federal (hoy Ciudad de México) permitió el matrimonio entre
personas del mismo sexo, llamado matrimonio igualitario. También facilitó dar a
las parejas la seguridad social al cónyuge. Los sectores conservadores
reaccionaron tratando de eliminar este derecho sin éxito, sin embargo, en
algunos estados es posible observar el avance de políticas contrarias a los
intereses de la comunidad lésbico-gay, aunque en general se observa un avance
en la legislación del país.
Otro momento de transformación, fue el
reconocimiento de la posibilidad de adoptar dentro del matrimonio igualitario,
nuevamente las fuerzas conservadoras se escandalizaron. A final de cuentas, es
el reconocimiento de la posibilidad de fundar y cuidar una familia de cualquier
pareja, sin importar su preferencia sexual. Falta camino por recorrer para la
existencia de una sociedad incluyente por completo, pero lo logrado hasta el
momento es muy valioso y se debe de cuidar.
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