El consumismo (1982-2017).


En los tiempos del neoliberalismo mexicano, el sector servicios constituyó la parte de la economía de mayor dinamismo, sin lograr enganchar a otros sectores. Es de destacar, entre algunas novedades (la televisión de paga, la telefonía celular, el internet, etc.) y la reafirmación de dinámicas previas (los supermercados, las tiendas departamentales, etc.), son elementos del sector servicios que cambiaron el rostro de la sociedad.  
Uno de los elementos más importantes en la creación de una sociedad consumista es la presencia constante de la publicidad. De una forma u otros nos implantan la idea de la necesidad de algún producto. Lo podemos ver en la plaga de espectaculares por las ciudades del país, los anuncios en radio y televisión o, durante los últimos tiempos, en internet.
Al considerar el ritmo de crecimiento del consumo, es necesario tomar en cuenta el factor de la masificación de los créditos bancarios y departamentales, situación que comenzó con la privatización de la banca a principios de los años noventa. Esto resultó fundamental al existir una constante reducción de los salarios reales, mientras el endeudamiento se convirtió en una de las vías para mantener los niveles de consumo, en muchas ocasiones tal dinámica se convierte en tragedia familiar al intentar pagar los incosteables intereses de las tarjetas de crédito y de otros productos financieros. 
Es posible ver a los sectores de la alta sociedad enloquecidos por mantener su estatus al comprar los mejores productos y servicios. Dinámica segunda por las clases medias, las cuales a base de trabajo y sacrificios lograron tener su televisión de paga, celulares últimos modelos, uno o dos automóviles. Por su parte, los sectores pobres intentan imitar el nivel de consumo, logrando frustraciones, aunque consigan un producto de características similares a los de extractos más altos no son los mismos, en otros casos sólo sueñan con el producto o el servicio que supuestamente les daría la felicidad. 
En muchos casos, aunque se cuente con un producto totalmente funcional el consumismo creó la falsa necesidad de renovarlo. Así, lo vemos con los automóviles para los sectores de mayores ingresos o los celulares para las clases medias. Una nueva dinámica de consumo del entretenimiento es el streaming de televisión o música online, la cual comenzó entre los jóvenes y se extiende a otros sectores sociales.

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