En los tiempos del neoliberalismo mexicano,
el sector servicios constituyó la parte de la economía de mayor dinamismo, sin
lograr enganchar a otros sectores. Es de destacar, entre algunas novedades (la
televisión de paga, la telefonía celular, el internet, etc.) y la reafirmación
de dinámicas previas (los supermercados, las tiendas departamentales, etc.), son
elementos del sector servicios que cambiaron el rostro de la sociedad.
Uno de los elementos
más importantes en la creación de una sociedad consumista es la presencia
constante de la publicidad. De una forma u otros nos implantan la idea de la
necesidad de algún producto. Lo podemos ver en la plaga de espectaculares por
las ciudades del país, los anuncios en radio y televisión o, durante los
últimos tiempos, en internet.
Al considerar el ritmo
de crecimiento del consumo, es necesario tomar en cuenta el factor de la
masificación de los créditos bancarios y departamentales, situación que comenzó
con la privatización de la banca a principios de los años noventa. Esto resultó
fundamental al existir una constante reducción de los salarios reales, mientras
el endeudamiento se convirtió en una de las vías para mantener los niveles de consumo,
en muchas ocasiones tal dinámica se convierte en tragedia familiar al intentar
pagar los incosteables intereses de las tarjetas de crédito y de otros
productos financieros.
Es posible ver a los
sectores de la alta sociedad enloquecidos por mantener su estatus al comprar
los mejores productos y servicios. Dinámica segunda por las clases medias, las
cuales a base de trabajo y sacrificios lograron tener su televisión de paga,
celulares últimos modelos, uno o dos automóviles. Por su parte, los sectores
pobres intentan imitar el nivel de consumo, logrando frustraciones, aunque
consigan un producto de características similares a los de extractos más altos
no son los mismos, en otros casos sólo sueñan con el producto o el servicio que
supuestamente les daría la felicidad.
En muchos casos,
aunque se cuente con un producto totalmente funcional el consumismo creó la
falsa necesidad de renovarlo. Así, lo vemos con los automóviles para los sectores
de mayores ingresos o los celulares para las clases medias. Una nueva dinámica
de consumo del entretenimiento es el streaming
de televisión o música online, la
cual comenzó entre los jóvenes y se extiende a otros sectores sociales.
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