Los caciques regionales (1920-1940).

En buena medida, al comenzar los años veinte, los gobernadores de los estados resultaban ser el principal poder en su territorio. Su influencia procedió de los viejos mandos de las trapas revolucionarias, que se habían convertido en el ejército formal en sus regiones de influencia, resultaba común que el jefe de la zona militar fuera un amigo cercano del gobernador. Adicionalmente, algunos controlaban sus propias fuerzas: los agraristas, quienes se mantenían leales a las autoridades locales, que habían repartido tierras o mantenían la promesa del reparto. Entre los gobernadores más poderosos de aquellos tiempos se encontraban Felipe Carrillo Puerto en Yucatán, Tomás Garrido Canabal señor de Tabasco y Adalberto Tejeda en Veracruz (Meyer, 2003: 216).
La usurpación de funciones tributarias, por parte de los estados llegó a tocar una serie de impuestos que le correspondían a la federación.  Un caso trascendental por su importancia dentro de los recursos fiscales fue el del impuesto petrolero, el cual era usurpado en un buen porcentaje por el gobierno local de Veracruz, hasta que lo perdió en 1922 frente la Secretaría de Hacienda. La centralización comenzó a reproducirse en otros impuestos, que fueron perdiendo los caciques y ganando el gobierno federal.
Otro factor para la pérdida del poder de los caciques resultaron ser las rebeliones militares. En buena medida se debe a que ninguna rebelión resultó exitosa después de 1920 y los caciques más beligerantes fueron apartados del poder, mientras se mantenían los más dóciles a las decisiones del centro. La última rebelión importante ya no fue de grupos militares, sino de Saturnino Cedillo, el cacique de San Luís Potosí, quien utilizó a sus fuerzas agraristas y resultó fácilmente aplastado por el ejército.
Los caciques perdían su poder frente el constante fortalecimiento del gobierno federal. Una cuestión muy importante fue la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929, como partido oficial, el cual les dio cabida a las organizaciones políticas estatales controladas por los caciques, aunque perderían poder al tener que respetar un mando vinculado con la presidencia. El PNR fue disolviendo a los pequeños partidos, al convertirse en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) la fuerza de los caciques prácticamente se estaba esfumando.
Lázaro Cárdenas confrontó directamente a los caciques y buscó el apoyo tanto de radicales de izquierda como progresistas de cada región. La primera vía de acción fue la cooptación al alejarlos de su base de poder político al darles cargos en la alta burocracia federal donde el presidente podía controlarlos directamente, la otra opción era destituirlos y arrancarlos de raíz de sus zonas de influencia.   


Ver tema general:
Ver tema:

Comentarios