En
buena medida, el cardenismo acompañó la cúspide del nacionalismo cultural, tras
el mismo, comenzó un lento declive, el cual no resultó estrepitoso, más bien se
dio de forma progresiva, aunque prácticamente toda la cultura pasó a
representar valores diferentes en el tránsito de cuarenta años.
Entre los últimas grandes
expresiones del nacionalismo, el muralismo realizó una serie de trabajos
espectaculares en la Ciudad Universitaria de la UNAM. Donde, podemos destacar
las paredes de la Biblioteca Central, decoradas por Juan O’Gorman con elementos
de lo mexicano, así esta escuela de pintura no desapareció sin dar pelea.
Bosquejando el nuevo internacionalismo, la mayoría de los escritores, de
los pintores, entre otros dejaron de mostrar nuestros rasgos distintivos como
mexicanos frente el exterior. En el tercer cuarto del siglo XX, para algunos
artistas, el aislacionismo debía quedar atrás, planteaban la integración con el
mundo, mostrarnos como los demás. Esto se puede observar en la pintura de
Rufino Tamayo, quien abandona los murales tan socorridos por el nacionalismo,
para regresar al caballete, su Músicas
dormidas, es uno de los grandes cuadros de la pintura universal (Manrique,
2000: 955).
En las letras, El laberinto de
la soledad de Octavio Paz puede ser considerado uno de los grandes ensayos
de la literatura universal del siglo XX, en donde es desenmarañado, desde la
perspectiva de un poeta, el ser del mexicano, con sus contradicciones y
pasiones. Otros muchos autores abandonan los temas del campo y de la época
revolucionaria, ya no se sentían identificados con ellos, buscaban acercarse a
la nueva vida urbana, el caso paradigmático fue La región más transparente de Carlos Fuentes, excelente retrato de
la moderna sociedad capitalina.
En los años setenta, una serie de escritores identificados con el
marxismo crearon una explicación de la historia nacional en México, Un pueblo en la historia,
esfuerzo encabezado por Enrique Semo. Al mismo tiempo se dio un cambio en la
mentalidad de la mayoría de los intelectuales, ya que muchos pierden su
ambición por comprender la totalidad del mundo y comienzan a centrarse en
pequeños temas de importancia exclusiva para ellos y unos cuantos más, bajo tal
perspectiva, cualquier identidad nacional se ve fragmentada.
Ver tema:
Cultura y vida cotidiana (1940-1982).
Cultura y vida cotidiana (1940-1982).
Bibliografía.
Manrique, J. “El proceso de las artes (1910-1970)”. D. Cosío,
et. al., Historia general de México, México: COLMEX.
Monsiváis, C. “Notas sobre la cultura mexicana en el siglo
XX”. D. Cosío, et. al., Historia general de México, México:
COLMEX.
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