En los años
veinte, el pluripartidismo estaba presente con instituciones de representación
estatal o hasta municipal, los hombres fuertes de cada región construían su
propio partido como parte de su control. En el juego político, cuatro partidos
tuvieron una importante presencia nacional, sin una base social propia,
dependieron del poder de los hombres fuertes del sistema. El Partido Liberal
Constitucional tuvo su mayor momento de fuerza en la campaña electoral de
Álvaro Obregón de 1920, llegó a su final cuando se separó de él (Carr, 1991:
139). En 1923, el Partido Nacional Cooperativista desapareció al equivocarse de
candidato presidencial al apoyar a Adolfo de la Huerta. El Partido Laborista
Mexicano resultó ser el brazo político de Plutarco Elías Calles durante su
presidencia, perdió influencia al ser acusado de estar vinculado con el
asesinato de Álvaro Obregón y fue abandonado por su protector. El Partido
Nacional Agrarista mostró su máximo poderío al respaldar a Álvaro Obregón durante
su reelección, aunque no supo incorporarse al Partido Nacional Revolucionario
(PNR) a tiempo.
La
idea de un partido capaz de aglutinar a todos los grupos que estaban en el
poder político resultaba añeja. En 1923, intentaron crear una Confederación
Nacional Revolucionaria, que jamás logró consolidarse por la purga existente entre
los diferentes grupos. Las cosas cambiaron con el asesinato de Álvaro Obregón,
no existía un hombre con el carisma para aglutinar a todas las fuerzas
políticas gobernantes, la opción fue institucionalizar con la creación del PNR,
un partido creado de la reunión de múltiples pequeños partidos estatales y
municipales, con la complicidad de los gobernantes. En 1938, el PNR cambió su
nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PRM), mientras que la base de la
organización fueron los grupos sociales más importantes: el sector obrero
estaba organizado desde poco tiempo antes, el sector campesino se creó con
prontitud, mientras el militar desapareció rápidamente y el burocrático entró a
escena en un par de años. El nuevo órgano político oficial ganaría todas las
elecciones importantes, gracias a la corrupción del sistema.
El PRM no fue un partido
único, algunos otros fueron circunstanciales sólo para una campaña electoral,
el más llamativo de este tipo fue el Partido Nacional Antirreleccionista de
José Vasconcelos, el cual calcaba las estrategias seguidas por Francisco I.
Madero, en este caso resultó un fracaso total, la elección se perdió y el
llamado a la rebelión en contra del fraude no fue secundado. Otros partidos
pervivieron, por ejemplo, el Partido Comunista Mexicano sobrevivió en ocasiones
hasta en la clandestinidad, uno más fue el Partido Acción Nacional (PAN),
fundado en 1939 en oposición a las políticas radicales cardenistas, su primera
base social fue la creciente clase media urbana.
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