Del Caudillismo al Presidencialismo.

por Alef Pérez
Durante el dominio de los sonorenses, la personalidad y el carisma del presidente que se irradió hacia la sociedad resultó ser su fuente de poder y legitimidad, en detrimento de la institución. En esencia, tal forma de hacer política ajustó al Caudillo más importante de la revolución mexicana: Álvaro Obregón (Córdova, 2003: 266). Lo antecedió como presidente interinamente, Adolfo de la Huerta, el cual resultó ser un político de gran capacidad, su periodo duró poco y como uno de sus ejes organizó las elecciones donde fue electo el mismo Caudillo.  
En la presidencia, Álvaro Obregón tuvo una impresionante fuerza política, resultó ser el hombre necesario para mantener la estabilidad, otro hubiera sido incapaz de controlar la situación. Enfrentó la rebelión delahuertista, donde la mayor parte de la tropa se mantuvo leal a las instituciones por el carisma y la representatividad que tuvo el Caudillo dentro del ejército. Plutarco Elías Calles fue el sucesor, estuvo en algunas batallas del periodo revolucionario, aunque nunca destacó en este campo, se mantuvo en el poder en buena medida por su capacidad para tratar los problemas políticos.   
Hacia el final de la presidencia de Calles, el obregonismo estuvo a punto de imponerse por segunda ocasión, lo cual hubiera significado seguir con la política del caudillismo. Sin embargo, Álvaro Obregón fue asesinado cuando era presidente electo, lo que cambió al sistema político. En su lugar quedó un personaje muy gris, Emilio Portes Gil como presidente interino, el cual fue controlado en cierta medida por Plutarco Elías Calles. También, el siguiente presidente, Pascual Ortiz Rubio estuvo bajo la sobra de Calles, quien en este momento ya era llamado “el jefe máximo de la Revolución” y llegó a provocar la renuncia del mismo presidente. Abelardo L. Rodríguez, siguiente en el cargo de forma provisional, mostró capacidad política, aunque no pudo evitar algunos de los controles del “jefe máximo”. Por la debilidad institucional, la falta de un presidente fuerte provocó que un hombre como Calles logrará ser un factor de equilibrio en los posicionamientos del poder político.  
Tras algunas confrontaciones, Lázaro Cárdenas expulsó a Calles y, con esto, liquidó el maximato. Él era un caudillo, tenía una importante carrera militar y se había ganado el respeto de la población en algunas regiones. Sin embargo, llevó al sistema político un paso adelante, al dar fuerza a las instituciones y convertirse en un presidente leal a éstas. Así, el cardenismo logró consolidar el presidencialismo, el cual parte del poder a través del cargo, siendo secundario el carisma personal, los tiempos de los caudillos quedaron atrás.

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