Tras la salida de Porfirio
Díaz del poder en mayo de 1911, el gobierno provisional de Francisco León de la
Barra intentó pacificar al país, se trataba de una tarea nada fácil, pues se
calcularon 60 mil hombres que llegaron a apoyar la revolución maderista, los
cuales debía dejar las armas. 16 mil se reorganizaron como nuevas fuerzas
rurales, en las zonas del norte y el sur donde habían sido más fuerte. Muchos
otros recibieron pagos insignificantes por su contribución a la revolución
(Garciadiego, 2010: 541).
Por su
parte, muchos de los antiguos revolucionarios maderistas se negaron a dejar las
armas, en su mayoría creaban movimientos con poca trascendencia (Ulloa, 2000:
773-774). Madero decidió continuar por el camino de la democracia a través de
elecciones. Aunque esto no significa aún la ruptura, pues los revolucionarios
armados luchaban en contra del gobierno provisional de León de la Barra y de
sus explotadores locales, mientras Madero prefirió actuar por el camino de las
instituciones, a través de una nueva elección.
Sin dejar
las armas, los zapatistas buscaron que se cumpliera el Plan de San Luis, en
específico la cuestión del reparto agrario, lo cual no era una prioridad del
gobierno provisional. Mientras tanto, los hacendados presionaban al gobierno
para acelerar el desarme y hostigar a los zapatistas. El enfrentamiento
continuó con las dos partes enfrentadas. Madero, como candidato presidencial, y
Zapata se entrevistaron en varias ocasiones para terminar con los
enfrentamientos. Sin embargo, las fuerzas federales bajo el mando del gobierno
provisional no cesaron en su persecución de las fuerzas zapatistas, esto causo el
distanciamiento entre Madero y Francisco León de la Barra.
Los
magonistas también se encontraban en franca oposición al gobierno de Francisco
León de la Barra. Conspiraron desde los Estados Unidos con el apoyo de
organizaciones sindicales radicales, organizaron una partida para entrar a Baja
California. Durante un tiempo se apoderaron de Mexicali y Tijuana, lo lograron
por la imposibilidad del gobierno provisional de intervenir en una zona tan
aislada. Los magnistas no estaban dispuestos a negociar y tenían un proyecto
incompatible con el maderismo, buscaban separar la península del resto del país
para crear una república socialista.
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