La intervención norteamericana durante el régimen maderista.

En un principio, las autoridades norteamericanas vieron con buenos ojos la elección de Francisco I. Madero como presidente y la puesta en marcha de su gobierno en noviembre de 1911. Para las autoridades en Washington significaba el final de la política diplomática porfirista, donde se había intentado crear un equilibrio entre la influencia de ellos y los europeos (Garciadiego, 2010: 547), la cual en parte neutralizaba su acción. El convertirse en el centro de la política exterior de México lo vieron como algo perfecto. Adicionalmente, pensaron al nuevo gobierno mexicano como el pacificador del país, lo cual beneficiaría a los negocios de los ciudadanos norteamericanos.
En plena zona fronteriza, la rebelión orozquista causó inquietud entre los norteamericanos, algunos de los intereses de sus ciudadanos podían estar en peligro. Para sofocar el conflicto y apoyar a Madero, las autoridades en Washington permitieron a las tropas federales maderistas transitar por territorio norteamericano (Ulloa, 2000: 779), posibilitándoles llegar sin desgaste y con velocidad a las zonas conflictivas. Por su parte, los gobiernos locales de Texas, Arizona y California no vieron con buenos ojos los movimientos del ejército mexicano por su territorio.     
Desde mediados de 1912, la relación entre los gobiernos de México y Estados Unidos comenzó a deteriorarse. Las autoridades en Washington observaron la impotencia del maderismo para mantener la tranquilidad social. Por su parte, los empresarios de aquel país vieron con intranquilidad al gobierno maderista, en esencia, les preocupaba la posibilidad de disminución de la rentabilidad de sus negocios. Los dueños de las compañías petroleras estaban furiosos, no soportaban la idea de comenzar a pagar impuestos. 
       El embajador de los Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson, resultó ser enemigo acérrimo del gobierno maderista, buscaba la total subordinación o, en una posición extremista, la destrucción de lo considerado por él como su enemigo. Sus informes a Washington mostraban a un régimen mexicano totalmente inutilizado, el cual debía ser eliminado por el bien de los intereses norteamericanos. Las acciones de este hombre resultaron catastróficas para el maderismo.

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