La ideología maderista.

por Alef Pérez
En el pensamiento de Francisco I. Madero siempre estuvo presente la miseria que sufrieron los hombres y mujeres tanto del campo y de la ciudad, lo demostró claramente en su libro La sucesión presidencial de 1910. En algunas ocasiones, actuó de acuerdo con esa concepción, forjada de un simple sentimentalismo, no de un compromiso social, era esa la razón por la cual se desentendió del pueblo con facilidad. En una entrevista al Imparcial se declaró creyente de la pequeña propiedad y negó la posibilidad de despojar, aunque sea en parte, a los terratenientes. Así, canceló la distribución de la tierra como una forma de otorgar justicia social. También planteó: el trabajo duro haría posible la creación de la pequeña propiedad.  
El errático pensamiento social de Madero, no se comparó con su clara visión político. Un concepto clave para él era el pueblo, ya no era una cuestión elitista como en el Porfiriato, donde sólo los pocos que integraron las “clases superiores” contaron, los demás eran omitidos. En la concepción maderista de pueblo los obreros y campesinos son incorporados, al final, no hay distinción. El igualitarismo de Madero no permitió visibilizar la desigualdad.

Ver en el blog: «El movimiento maderista»

Para Madero, el pueblo estuvo integrado por ciudadanos, su concepción rompió cualquier barrera entre los individuos, ya no son ni burgueses, ni obreros, simplemente ciudadanos, así cualquiera puede desempeñar la función que quiera en la vida. Colocó una limitante, el ciudadano es aquel que pose libertad, quien no la tiene no puede ser. En su pensamiento, no existe cabida para el paternalismo de Estado, llegó a escribir: “los que piden pan… son hombres que no saben luchar por la vida, que no tienen energías suficientes para ganarlo, que están atenidos a un mendrugo que les dé el gobierno” (Ver: Ulloa, 2000: 110).

Francisco I. Madero da un discurso luego de la toma de Ciudad Juárez. En el plano figura, a la izquierda de Madero, Pascual Orozco. Fotograma de Memorias de un mexicano (Sánchez, 2010: 125).    

En un sentido moral, Madero no pensó que la riqueza vuelve a los hombres buenos ciudadanos. Lo realmente importante es la educación. Los instruidos pueden leer los periódicos y empaparse de información para tomar la mejor decisión. El problema es que creyó que tal ciudadano instruido ya era lo normal, gran error que muestra su ingenuidad. 

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