por Alef Pérez
Durante los procesos de independencia, los ejércitos realistas e insurgentes ampliaron su número de reclutas y armamento. Sin embargo, las nuevas repúblicas hispanoamericanas mantuvieron el gasto militar por el peligro y la realidad de sufrir rebeliones desde tal corporación, la situación llegó a dominar el escenario político de las naciones hispanoamericanas, mientras el imperio de Brasil mantuvo alejado el problema.
En el escenario latinoamericano, los militares buscaron alianzas con otros grupos sociales. Así, impulsaron sus propios intereses, influyeron en conflictos políticos y dieron un carácter bélico a varios procesos. Otro elemento de conflictividad, los gobiernos locales llegaron a crear sus propias guardias nacionales capaces de enfrentar a los poderes centrales y a su ejército.
En el escenario político, los militares mantuvieron una constante presencia y llegaron a ser un grupo de presión. Para alcanzar un cambio de los hombres en el poder, la acción directa de las armas resultó la alternativa real, la vía de las urnas fue decorativa por lo viciado de los procesos electorales. Golpes de Estado, rebeliones y guerras civiles llegaron a ser las expresiones de los ejércitos en toda Hispanoamérica (Safford, 1991: 44). Esto provocó inestabilidad capaz de trastocar las relaciones sociales y económicas.
En su composición, los ejércitos tuvieron como base el grueso de la población de cada nación, que fueron los pobres urbanos y rurales. El reclutamiento resultó forzoso en momentos de conflictividad, era a través de la “leva”. Esto creó tropas indisciplinadas y casi siempre sin lealtad a los intereses planteados por los dirigentes. En contra posición, la cúpula militar quedó a cargo de los antiguos generales insurgentes y realistas, ellos y sus remplazos surgieron de las élites políticas y económicas de sus respectivas regiones.
Entre los generales de los ejércitos latinoamericanos, los caudillos militares resultaron comunes, hombres de un peso significativo en sus sociedades. Por sus logros militares, tuvieron la lealtad de las tropas y el aprecio del grueso de la población. Tal respaldo llegó a ser utilizado para incursionar en la política de sus respectivas naciones. En buena medida, Simón Bolívar alcanzó el mayor éxito y reconocimiento de todos ellos, su figura mantuvo relevancia tras su muerte.
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