Los movimientos estudiantiles del CEU al CGH

por Alef Pérez

En la era neoliberal, los estudiantes no abandonaron su espíritu rebelde, más bien lo reafirmaron. En todo momento dentro de las instituciones de educación media-superior y superior a nivel nacional existieron grupos dispuestos a la movilización por alguna causa considerada justa para ellos, no obstante, en momentos específicos, las demandas se generalizaron dentro del estudiantado y tomaron forma los movimientos estudiantiles.

Diversas comunidades estudiantiles realizaron movilizaciones por toda la república, cimbraron a las sociedades de sus regiones. No obstante, las de mayor difusión y peso fueron las realizadas dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por ser el referente en el país en educación superior y espejo de las conductas rebeldes de los jóvenes de todo el país. 

En 1986, el Consejo Estudiantil Universitario (CEU) tomó forma dentro de la UNAM, actuó en contra de diversas reformas estructurales propuestas por el entonces rector Jorge Carpizo, entre las cuales se encontró ampliar el cobro de cuotas. Después de marchas, mítines, paros y otras formas de movilización estalló la huelga el 29 de enero, en ese momento, las banderas rojinegras fueron visibles. El gobierno y las televisoras emprendieron una campaña de desprestigio en contra de los participantes en el movimiento, los cuales soportaron la situación. 

El 17 de febrero, la huelga del CEU llegó a su fin. El movimiento evitó parcialmente las reformas del rector, logró mantener su prestigio dentro de los universitarios y fue cabeza de diversos actos de rebeldía durante la década de los noventa.    

La posibilidad de la realización de reformas neoliberales dentro de la UNAM fue visible a finales del milenio, la más notoria resultó ser la reaparición de la idea del cobro de cuotas. El 20 de abril del 1999, la huelga estalló nuevamente, para coordinar las acciones los estudiantes crearon el Consejo General de Huelga (CGH), durante los primeros meses, la movilización resultó masiva, siempre acosada por la retorica del gobierno y la televisión. A los seis meses, las autoridades universitarias decidieron ceder en el tema de las cuotas. Sin embargo, los menos en el movimiento impusieron su voluntad y las instalaciones continuaron tomadas. 

Al correr de los meses, el CGH pasó a ser un crepúsculo con demandas poco claras. Frente un conflicto sin salida, el 2 de febrero del 2000, la Policía Federal Preventiva entró a los planteles de la universidad para terminar de golpe con la huelga. A pesar de las dificultades, los estudiantes continuaron y continúan siendo un factor de cambio social.

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