por Alef Pérez
Junto la carrera armamentística, el periodo de la Paz Armada creó una serie de alianzas y contra alianzas, que fueron anticipando los posicionamientos en la Primera Guerra Mundial. Entre las enemistades, desde 1871, Francia conservó un fuerte resentimiento en contra de Alemania por la pérdida de las regiones de Alsacia y Lorena. Esto marcó a las dos naciones y vivieron una constante confrontación diplomática, la cual fue volviéndose más y más peligrosa.
Por sus intereses enfrentados en la Península de los Balcanes, Rusia y Austria-Hungría buscaron posicionarse en bandos opuestos en la conformación de las alianzas. Por su parte, Alemania intentó mantener buenas relaciones con los dos imperios, aunque por tener cerca al de los Habsburgo, terminó por alegarse del zarista y mandó a éste a los brazos de Francia.
Para Alemania, la alianza con Austria-Hungría resultó fundamental para cubrir su frontera sur, aunque observó con preocupación el carácter multicultural de aquel imperio y su posible fractura (Hobsbawm, 2005: 321). Lo cual hubiera significado un musaico de naciones enfrentadas e imposible de convencer a sus líderes en actuar como un frente militar unido. Así, los germanos buscaron la estabilidad del imperio de los Habsburgo por su propia seguridad.
En una cuestión centenaria, la enemistad entre Francia y Gran Bretaña resultaba reconocible para los europeos. Sin embargo, la primera dejaba de ser capaz de controlar el continente, mientras la segunda comenzaba a tener miedo del creciente poderío alemán. En consecuencia, a principios de siglo XX, los antes enemigos jurados mostraban algunos elementos de cooperación frente una nueva amenaza mutua.
Por sus intervenciones colonialistas, Gran Bretaña resultó ser el enemigo de los turcos-otomanos. Estos últimos, tampoco tuvieron buenas relaciones con los rusos por conflictos en la Península de los Balcanes. En consecuencia, Estambul decidió buscar el apoyo de Alemania, aunque eso significó estar del mismo lado de Austria-Hungría, otra relación complicada pero necesaria frente la formación de bloques militares.
En los primeros años del siglo XX, Alemania y Francia tuvieron sus respectivos sistemas de alianzas, los miembros mantuvieron el común denominador del rencor a uno o varios del bando contrario. Para 1914, el asesinato del archiduque Fráncico Fernando de Austria comenzó el desencadenamiento de las maquinarias bélicas europeas hasta llevarlas a una confrontación general, que superó las fronteras del continente: la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, los bloques de alianzas del periodo de la Paz Armada resultaron fundamentales para delimitar los bandos en un principio.
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