Las ciudades de la Baja Edad Media

por Alef Pérez

Alrededor del siglo XII, las ciudades surgieron bajo la sombra de los feudos, aunque poco a poco obtuvieron autonomía. En su interior, algunos hombres comenzaron a tener la posibilidad de incrementar su riqueza, buscaron derribar las restricciones de aspectos horizontales de la sociedad como los oficios o verticales de algún poder político superior, lo que posibilitó la acumulación de capital y facilitó el origen de la burguesía como la figura explotadora. 

En el momento en que surgieron las ciudades, la organización de la producción tomó características proteccionistas. En consecuencia, los oficios organizaron a la gente de forma corporativa, decidieron quien ejercía, mientras controlaron precios, suministro de materias primas y mercados (Pirenne, 1995: 281). Así, los grupos de artesanos tuvieron fuerza económica y política, llegaron a ser clave en las decisiones de sus urbes. 

Es de señalarse, las corporaciones de oficios fueron apropiadas para abastecer los mercados de la misma ciudad donde estuvieron asentadas y su campiña circundante, más no así para cubrir las necesidades de mercados de mayor extensión territorial. Por su parte, a finales del siglo XIII, la burguesía comenzó a invertir en la creación de manufacturas, por lo cual, el maestro artesano perdió su taller para convertirse en un asalariado. En la otra cara de la moneda, el capitalista logró ser dueño de varios centros de producción. Esta dinámica erosionó a las corporaciones y posibilitó el surgimiento del proletariado. 

Al correr del tiempo, especialmente en el siglo XIV, las tenciones entre los burgueses, los oficios y los proletarios causaron una serie de conflictos. Estos resultaron ser verdaderas luchas de clases, que desbordaron las pasiones. El caso más estridente fue el de Florencia, aunque situaciones similares vivieron las otras ciudades de la Península Italiana y las flamencas en el norte. En este contexto, las repúblicas alternaron el poder con tiranos populistas, en una situación de extrema inestabilidad política. 

La lucha no sólo estuvo al interior de las ciudades, éstas enfrentaron a señores feudales y a la Iglesia. La situación llegó a la guerra en algunas regiones. En un caso particular de Inglaterra, el enfrentamiento en contra de la jerarquía católica provocó rebeldía, así, los burgueses declararon preferir el “descender todos juntos al infierno” antes que someterse a las arbitrarias imposiciones del Prior (Dobb, 1999: 105.).  En ocasiones, las ciudades y los reyes buscaron una alianza mutuamente benéfica en contra de los señores feudales.

Las luchas internas y la búsqueda de la independencia frente los poderes externos dieron a las ciudades un protagonismo impresionante en los campos económico, político y militar. El cual también las conectó con los problemas del sistema feudal, que causó diversas dificultades dentro de ellas. Por su parte, el burgués logró mantener su importancia en las urbes y la acumulación de capital. 




Ver tema general: 

Ver tema:

Comentarios