En los Estados Unidos de mediados de siglo XIX, entre el
Norte y el Sur existieron enormes diferencias, esto resultó visible en lo
político, económico y social. Lo cual, durante décadas, ocasionó constantes
tenciones y conflictos entre los dirigentes de cada uno de los
territorios.
En términos económicos, el Norte tenía una fuerte
ventaja, su industria convirtió a los Estados Unidos en una de las potencias a
considerar en el escenario internacional, las mayores concentraciones
demográficas de aquella nación también se localizaban ahí. Existía una
tendencia al proteccionismo, al ser suficiente sus mercados internos para
absorber la producción local. El ferrocarril movió mercancías y personas con
facilidad, entre los estados norteños. En términos sociales, necesitaban
hombres libres, los cuales trabajaban por un sueldo, esto también los convirtió
en consumidores.
Del otro lado, la economía del Sur resultaba agrícola,
dominada por grandes plantaciones, los propietarios de las mismas eran los
hombres más poderosos de aquellas tierras. Por su parte, la industrialización daba
sus primeros pasos, sin ser relevante. Se dependía mucho de Gran Bretaña para
las exportaciones e importaciones, por lo cual, sus élites resultaron
partidarias del libre mercado. En movilidad, la red ferrocarrilera conectaba
mal estos territorios. A falta de mano de obra y por tradición, la esclavitud
resultaba común en los estados de la región.
Las diferencias económicas y de organización social entre
las regiones llegaban a convertirse en problemas políticos al interior de los
Estados Unidos. En buena medida, el Sur bloqueó las aspiraciones norteñas por
implantar el proteccionismo para sus empresas (Hobsbawm, 2003: 152). En
contraposición, el Norte evitaba una nueva oleada expansionista sobre
territorios mexicanos o caribeños, por la posibilidad de que esto significará nuevos
estados para la esclavitud, que darían más fuerza política a los sureños.
En medio de los conflictos regionales, el Oeste quedó
cada vez más seducido por la economía del Norte, con la cual comenzaba a
conectarse por las vías ferroviarias. Por su parte, el Sur esperaba ampliar su
influencia en esta región, sin embargo, los agricultores resultaron ser pobres
y con pequeñas extensiones de tierras, lo que volvió inviable el modelo de
esclavitud. Por su parte, la nueva región de California quedó fuera de la
influencia sureña al tener un rápido desarrollo capitalista y demográfico
provocados por la fiebre del oro, que la ligaba con los norteños.
A grandes rasgos, el Norte era el único capaz de
consolidar la nación y aglutinar los diversos regionalismos. Por su parte, el
Sur estaba perdiendo terreno económico y político, cada vez con mayor velocidad,
por lo cual, para mantener su esencia, el separatismo parecía ser la mejor
opción y posiblemente la única.
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