Los conflictos obreros en la posrevolución


Al comenzar los años veinte, la mayoría de los obreros eran hombres procedentes del campo, que apenas se estaban incorporando a la vida urbana y a la laboral en las industrias. En términos aproximados, conformaban el 11% de la población económicamente activa (Tamayo, 1987: 196). Al correr de los años, crecieron en número y en peso demográfico frente otros grupos de trabajadores. A la par, tuvieron mayores problemas, que en ocasiones estallaban en conflictos.  
En los años veinte y treinta, los movimientos obreros estaban relacionados con la posibilidad de tener el apoyo del presidente en turno (González, 1972: 28). Así, con quienes estaban relacionados con las cúpulas empresariales disminuía el fervor, mientras que con hombres que mostraron un compromiso de alianza con el proletariado crecía el radicalismo. Por ejemplo, en los periodos de Plutarco Elías Calles y posterior maximato sólo existieron 42 huelgas, mientras que en el gobierno de Lázaro Cárdenas fueron 478 huelgas.
En 1921, la Confederación General de Trabajadores (CGT) surgió como la organización sindical más radical de aquel momento, llegando a tener tendencias anarcosindicalistas. Levantó la vos en apoyo de diversas reivindicaciones de los grupos proletarios. También, mantuvo constantes fricciones con otras organizaciones como con la Confederación Nacional Católica del Trabajo (CNCT) y la Confederación Regional de Obreros Mexicanos (CROM), lo que derivó en falta de unidad de los obreros. Con el tiempo, perdió impulso y se convirtió en una organización conservadora.
En el maximato, los obreros perdieron capacidad organizativa, mientras la Gran Depresión los arrastraba al desempleo o aumentaba su precariedad laboral. En un nuevo giro, en el cardenismo, los movimientos organizados del proletariado resultaron fundamentales para las políticas radicales de aquel momento. En 1937, los ferrocarrileros resultaron ser parte activa en el proceso de nacionalización de su sector y dirigieron temporalmente la empresa. Para 1938, los petroleros estaban enfrentados a las compañías extranjeras, lo que permitió y facilitó la expropiación, ese mismo año, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) conformó el sector obrero del Partido de la Revolución Mexicana (PRM), lo que esperaba llevar las demandas proletarias a las más altas esferas del poder, aunque en realidad funcionó como sistema de control. 


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