1929: la campaña presidencial vasconcelista


En la posrevolución, la democracia aparecía en uno u otro discurso oficial, sin embargo, resultaba ser algo inexistente en la práctica. Por lo cual, en toda contienda, los candidatos oficiales ganaban con facilidad. No obstante, el desafío de las urnas revindicaba el cambio, que no llegó. En 1929, la campaña de oposición de José Vasconcelos destacó por tratarse de un caudillo cultural de prestigio, con arraigó entre las clases medias urbanas.
Antes de comenzar la campaña, José Vasconcelos no estuvo sólo en el proceso político, contaba con la capacidad organizativa del Comité Pro-Vasconcelos y del Frente Nacional Renovador (Lajous, 1981: 72). En el primero, algunos intelectuales conformaban el grupo y, en el segundo, los jóvenes resultaban ser los visibles. Con tales organizaciones como base, en marzo de 1929, los vasconcelistas crearon el Partido Nacional de Trabajo.
En el mismo periodo, Gilberto Valenzuela  y Antonio I. Villareal comenzaron a organizar sus posibles candidaturas presidenciales, eran dos hombres de trayectoria dentro del régimen posrevolucionario. Estaban posicionados como posibles candidatos en el Partido Nacional Antirreleccionista, sin embargo, por participar en la rebelión escobarista, quedaron exiliados y fuera de la contienda.
Frente la eliminación de otros posibles candidatos de oposición, José Vasconcelos quedó como el hombre para encabezar al Partido Nacional de Trabajo y del Partido Nacional Antirreleccionista, optó por ser el abanderado del segundo por considerarlo más solido y el peso significativo que tenía, al haber sido Francisco I. Madero postulado para la elección de 1910 por una organización del mismo nombre.
En campaña, José Vasconcelos demostraba su aprecio a los ideales maderistas, de la primera fase de la Revolución Mexicana. Consideraba necesario recuperar el camino hacia la democracia y dar una verdadera apertura a la libertad de opinión en la prensa. Esto lo enfrentaba directamente con la cara autoritaria del régimen posrevolucionario.
Con la elección, el casi desconocido Pascual Ortiz Rubio logró una aplastante victoria, estaba respaldado por el régimen y su nueva maquinaria política: el Partido Nacional Revolucionario. En noviembre de 1929, Vasconcelos denunció el fraude a través del Plan de Guaymas y buscaba ser respaldado por un levantamiento popular, nuevamente seguía los pasos de Francisco I. Madero. Las cosas no sucedieron como esperaba y fuera de algunas conspiraciones su llamado no tuvo eco.


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