Las sociedades
igualitarias de agricultores en el área de Oaxaca datan del 2,500 a.C., la
cerámica de aquel periodo y de algunos más adelante era simple y sin
decoraciones. Los hombres compartían las faenas y los trabajos sin distinción.
Por lo cual, los elementos básicos de lo mesoamericano estaban presentes,
colocando a la región en el preclásico. La mayoría de los poblados no superaban
las diez unidades habitacionales. En el 1,400 a.C., San José Mogote apareció, logró
aglutinar una población numéricamente superior y se convirtió en la vanguardia
de los posteriores desarrollos.
En el 1,150
a.C. comenzó de forma firme el periodo de las sociedades jerarquizadas entre
las cuales destacó San José Mogote, que alcanzó en aquel momento los 700
habitantes en cuatro barrios. Para el 1,000 a.C., crearon innovaciones agrícolas,
como fue la canalización del agua y en los cerros terrazas, esto permitió el
aumento de las cosechas. Los productos olmecas eran la principal importación de
la región, aunque también llegaban manufacturas del Centro y del Sureste, por
su parte exportaban utensilios de magnetita e ilmenita, materiales ferrosos
altamente reflejantes, que se usaban para elaborar pendientes y espejos.
Para el 500
a.C., la influencia de lo olmeca y sus manufacturas desaparecieron en el área
de Oaxaca, mientras comenzó el dominio de Monte Albán en el preclásico tardío. Esta
urbe se localizó en la cima de una elevación de 400m, desde donde se domina
perfectamente los tres ramales del Valle de Oaxaca. Es de destacar, llevar agua
resultó complicado por la falta de un aprovisionamiento natural, aunque valió
la pena por lo complicado que eran las relaciones político-militares, las
cuales causaban una constante tención bélica y la posibilidad de la llegada de invasores.
Finalmente puede tratarse de una triple alianza en sus primeros tiempos, que
buscó un lugar favorable para asentar las poblaciones integrantes en un solo
lugar.
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En el Edificio de los Danzantes de Monte Albán se
localizaron 300 lapidas con que la representación de cautivos, dependiendo de
su posición fueron bautizados como “danzantes” o “nadadores”.
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En un
principio, Monte Albán utilizó la actividad bélica para ampliar sus dominios,
lo cual significó importantes victorias para crear una base tributaria, al incorporar
a su orbita de influencia cada vez más pueblos. La diferenciación social se
volvió muy pronunciada, esto posibilitó la construcción de lujosas tumbas para
los gobernantes. Uno de los rasgos más representativos fueron los llamados
“danzantes”, quienes representan cautivos de guerra. El tránsito entre el preclásico
y el clásico no representó ningún sobre salto en el 200 d.C.
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